Hito
Extenuada de lágrimas
al borde del alma
náufrago de un viaje insoslayable
percibí un refugio
asomé finalmente a la mañana
El agua me había lacerado
El agua me había redimido
El sol recorrió la angustia de mi cara
El viento libró polvo –remedo de mis huesos-
que confundía la distancia y la mirada
Estrené océanos y valles
desiertos y montañas.
Alumbré un nuevo mapa para mi fuerza renovada
Agradecí al Creador y fui su cómplice…
Abandoné la nada.
Diana Alvarez